"Se denomina arte de acción (action art o life art) a un grupo variado de técnicas o estilos artísticos que hacen énfasis en el acto creador del artista, en la acción. El término fue creado por Allan Kaprow, que señaló la interrelación entre el artista y el espectador en el momento de creación artística. También cabe destacar el aspecto efímero de muchas de estas creaciones, elemento a menudo presente en la mente del artista en la concepción de su obra. Se podría decir que el arte de acción nació en los años 1920 con el dadaísmo y el surrealismo, en montajes artísticos como el collage y el assemblage; sin embargo, el movimiento cobrará importancia especialmente desde los años 1960, con grupos como Fluxus y Gutai. Entre las múltiples formas de expresión del arte de acción figuran el happening, la performance, elenvironment y la instalación."
Para este articulo he querido publicar estas citas tomadas de esta página, que tambien hace referencia al parrafo anterior, porque a mi parecer tiene puntos claves que pueden ser de ayuda para aclarar dudas con respecto al tema. He querido resalatar a color algunos parrafos más relevantes.
"Aunque el arte de acción propiamente dicho haga referencia a un conjunto de actividades llevadas a cabo por determinados grupos de artistas o por algunas personas que trabajaron en solitario a lo largo de los años 1950 y en la siguiente década, no deja de ser cierto el hecho de que ya en el período de las primeras vanguardias hubieron momentos en los que, durante las llamadas veladas futuristas o sesiones dadaístas, se desarrollaron acciones que bien pueden considerarse como precursoras de las más recientes. A comienzos de los años 1950, en el Black Mountain College de Carolina del Norte, el músico John Cage y el coreógrafo Merce Cunningham protagonizaron algunas de esas acciones que, más tarde, se llegarían a considerar como auténticos happenings. Del mismo modo, para algunos historiadores del arte contemporáneo, el arte de acción de Jackson Pollock también podría ser considerado como precedente de aquellos. La enorme dificultad que se presenta a la hora de definir lo que es un happening ha hecho que se haya optado por huir del pragmatismo que implica cualquier definición y, en cambio, se prefiera aludir a una serie de características que, en líneas generales, confluyen en la mayor parte de actividades conocidas bajo esa denominación. Así, en primer lugar conviene desechar la idea de que se trata de una representación, pues un happening es, ante todo, una vivencia, poniéndose de relieve la estrecha relación existente entre el arte y la vida. Un happening no tiene ni un comienzo, ni medio, ni fin estructurados. Su forma es abierta y fluida. Con el happening no se persigue nada en concreto y, por tanto, tampoco se gana nada, salvo la certidumbre de que existen unas situaciones determinadas de acontecimientos a los que se está más atento que de ordinario. Sólo se dan una vez y luego desaparecen para siempre; son la más pura expresión del arte efímero. El descubrimiento del ready-made en el siglo XX trajo consigo la posibilidad de que descontextualizando un objeto cualquiera, éste pudiera pasar a entenderse dentro de la categoría de lo artístico. Más tarde, como consecuencia de tal descubrimiento, se vería la posibilidad de llegar a descontextualizar un hecho y a ese fenómeno se le llamó happening. Una de las características esenciales que se dan en el happening es el ponerse de manifiesto su función mágica, por medio de diversas acciones que conllevan aspectos rituales. El propio Mircea Eliade llegó a apuntar que en los nuevos comportamientos artísticos existían elementos relacionables con nuevos ritos y nuevos cultos. Como quiera que, en no pocas ocasiones, en los happenings desarrollados a lo largo de los años 1960 existieron toda una serie de fenómenos relativos a la sexualidad, Eliade afirmaría que ésta ha sido siempre y en todas partes un acto integral y, por consiguiente, un medio de conocimiento. La reconquista de la función mágica del arte se encuentra estrechamente vinculada al deseo por parte de algunos artistas de alzarse en contra del acelerado proceso de industrialización y del triunfo de la civilización tecnocrática. La pretensión inicial de todo happening es que llegue a interesar a un número importante de personas, con objeto de que colaboren en su creación y desarrollo. Así, llegó a determinarse que para que se cumpliera esa premisa, un happening no debía ser ni demasiado agresivo, ni tampoco demasiado provocativo, ya que esos factores inhibían a las personas y no las dejaban participar. El happening desencadenó toda una serie de nuevas modalidades artísticas, como pudieran ser las relacionadas con el Body-art o bien con las llamadas performances. Uno de los lugares donde antes aparecieron los happenings fue Japón, con la creación del grupo Gutai en 1954, en el que participaron muchos artistas, todos ellos pertenecientes a la región de Kansai que engloba las ciudades de Kobe, Kioto y Osaka. El fundador del grupo fue Jiro Yoshihara, que había iniciado su trayectoria como pintor influido por el surrealismo ya en los años 1930. La mayor parte de los happenings efectuados en Europa poseen como común denominador el hecho de que, por lo general, son críticas contra los sistemas y, a veces, reivindican posturas que coinciden con ciertas actitudes ecologistas."
"Aunque el arte de acción propiamente dicho haga referencia a un conjunto de actividades llevadas a cabo por determinados grupos de artistas o por algunas personas que trabajaron en solitario a lo largo de los años 1950 y en la siguiente década, no deja de ser cierto el hecho de que ya en el período de las primeras vanguardias hubieron momentos en los que, durante las llamadas veladas futuristas o sesiones dadaístas, se desarrollaron acciones que bien pueden considerarse como precursoras de las más recientes. A comienzos de los años 1950, en el Black Mountain College de Carolina del Norte, el músico John Cage y el coreógrafo Merce Cunningham protagonizaron algunas de esas acciones que, más tarde, se llegarían a considerar como auténticos happenings. Del mismo modo, para algunos historiadores del arte contemporáneo, el arte de acción de Jackson Pollock también podría ser considerado como precedente de aquellos. La enorme dificultad que se presenta a la hora de definir lo que es un happening ha hecho que se haya optado por huir del pragmatismo que implica cualquier definición y, en cambio, se prefiera aludir a una serie de características que, en líneas generales, confluyen en la mayor parte de actividades conocidas bajo esa denominación. Así, en primer lugar conviene desechar la idea de que se trata de una representación, pues un happening es, ante todo, una vivencia, poniéndose de relieve la estrecha relación existente entre el arte y la vida. Un happening no tiene ni un comienzo, ni medio, ni fin estructurados. Su forma es abierta y fluida. Con el happening no se persigue nada en concreto y, por tanto, tampoco se gana nada, salvo la certidumbre de que existen unas situaciones determinadas de acontecimientos a los que se está más atento que de ordinario. Sólo se dan una vez y luego desaparecen para siempre; son la más pura expresión del arte efímero. El descubrimiento del ready-made en el siglo XX trajo consigo la posibilidad de que descontextualizando un objeto cualquiera, éste pudiera pasar a entenderse dentro de la categoría de lo artístico. Más tarde, como consecuencia de tal descubrimiento, se vería la posibilidad de llegar a descontextualizar un hecho y a ese fenómeno se le llamó happening. Una de las características esenciales que se dan en el happening es el ponerse de manifiesto su función mágica, por medio de diversas acciones que conllevan aspectos rituales. El propio Mircea Eliade llegó a apuntar que en los nuevos comportamientos artísticos existían elementos relacionables con nuevos ritos y nuevos cultos. Como quiera que, en no pocas ocasiones, en los happenings desarrollados a lo largo de los años 1960 existieron toda una serie de fenómenos relativos a la sexualidad, Eliade afirmaría que ésta ha sido siempre y en todas partes un acto integral y, por consiguiente, un medio de conocimiento. La reconquista de la función mágica del arte se encuentra estrechamente vinculada al deseo por parte de algunos artistas de alzarse en contra del acelerado proceso de industrialización y del triunfo de la civilización tecnocrática. La pretensión inicial de todo happening es que llegue a interesar a un número importante de personas, con objeto de que colaboren en su creación y desarrollo. Así, llegó a determinarse que para que se cumpliera esa premisa, un happening no debía ser ni demasiado agresivo, ni tampoco demasiado provocativo, ya que esos factores inhibían a las personas y no las dejaban participar. El happening desencadenó toda una serie de nuevas modalidades artísticas, como pudieran ser las relacionadas con el Body-art o bien con las llamadas performances. Uno de los lugares donde antes aparecieron los happenings fue Japón, con la creación del grupo Gutai en 1954, en el que participaron muchos artistas, todos ellos pertenecientes a la región de Kansai que engloba las ciudades de Kobe, Kioto y Osaka. El fundador del grupo fue Jiro Yoshihara, que había iniciado su trayectoria como pintor influido por el surrealismo ya en los años 1930. La mayor parte de los happenings efectuados en Europa poseen como común denominador el hecho de que, por lo general, son críticas contra los sistemas y, a veces, reivindican posturas que coinciden con ciertas actitudes ecologistas."